ATRIBUCIONES
...para que como peces dancen en tu alma
y corran por tu sangre
como peces.
Rolando Escardó: “Amiga” (1957)
Urgida está la Era de lucidez y de asumir con argumentos el criterio. Apresura la tecnología su conquista y cada vez son menos los que quieren perderse las deslumbrantes promesas de futuro. Seriedad científica avala el anuncio de proyectos para hallar algún nuevo planeta adonde mudar los trastos, construir ciudades bajo el océano o contenidas por la inercia y la graciosa ingravidez en el espacio sideral. Esperanzadores logros en el reciclado del agua y del aire, el cultivo mecanizado de lechugas bajo una cúpula de poliestireno. El espectáculo es la gran industria del milenio. Los políticos hacen lo que pueden, en ocasiones hasta lo que deben, y siempre lo que quieren.
Entretanto el hombre es el mismo, tiende a divinizar la enormidad en creaciones volumétricas o en el culto a una velocidad cuyo sentido se pierde para el que vive su existencia en escuetos parámetros de homo sapiens. En el mismo envoltorio de luciente etiquetado nos venden hace un tanto la conveniente escualidez del pensamiento, y del modo más natural proclaman una literatura a la que basta un pliego y sobra. Es que el tiempo no alcanza, ¡es tan escaso el tiempo! Hay que ganar más tiempo. No dicen para qué. Como si las palabras no fueran el principio de cada una de las atribuciones del Hombre.
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