Diálogo en la costa
DIÁLOGO EN LA COSTA Era un viejito seco, de ropas gastadas y un sombrero de otro siglo en la cabeza pequeña al igual que su cuerpo. Nos encontramos al pie del torreón de la Chorrera; uno deambulando por sorprender algo nuevo y no sabido en las artes pesca, él, sencillamente descamando unos pescados acabados de desembarcar, no parecía cansado ni que le importara demasiado los años que portaba. Declara su nombre con amabilidad, con modales antiguos y algo raros en la orilla: él era Jorge Gómez de la Maza y Rivero y sí, sobrino de un Gómez de la Maza antiguo, Federico, muy sabio en materia de peces cubanos. ¿Usted recuerda a que edad comenzó a pescar en el Malecón? Yo empecé a pescar con una varita de sardinas en el Espigón en el año 26, fue cuado lo del ciclón, yo tenía nueve años. Y luego ese mismo año fui a pescar afuera en una arribazón que hubo de pargos, después que pasó el ciclón. Fui con mi abuelo. Cogimos como unas 70-80 libras de pescado. El me dijo, Oye, tenemos que i