El sol también se levanta/ Un día en la Feria
EL SOL TAMBIÉN SE LEVANTA Ayer estuve en la Feria del Libro de La Habana, en La Cabaña. Dos personas de m amistad tenían allí asuntos que tratar y me invitaron, entonces fui. El recinto ferial estaba distinto a la última vez que estuve por allí: menos público, menos quioscos de comida, pero todo más caro, y menos entretenedores. De manera que, proporcionalmente, había más lectores, más escritores, más editores. Y libros. Así se define una feria del libro. El amigo con el que viajé desde el barrio es un escritor y andaba buscando un editor para un libro afortunado que, a pesar de la suerte que lo acompañó hace un cuarto de siglo, nunca fue visto por el público lector cubano, peor aún: jamás un crítico, menos aun un ensayista de peso o un entusiasmado reseñista de publicaciones impresas o programas radiales o ¿televisivos (()?, escribió media cuartilla para notificar a los lectores insulares que existía una obra de autores cubanos que había tenido una exitosa recepción en una feri...