PREGUNTAS
Pienso en los héroes. ¿Qué edad tenía Martí cuando dio aquel paso que lo condujo a la historia de Cuba? No cuando su alma ardiente lo lanzó a caballo hacia el fuego enemigo con aquella impaciencia, sino cuando mucho más temprano desafió una realidad brutal que estaba lista para enviar al adolescente a las canteras de San Lázaro. ¿Cuántos eran los años de Renato Guitart, no cuando asistió a su primer y último combate, sino cuando asumió tamañas responsabilidades en los preparativos del asalto al Moncada? ¿Cuántos contaba Frank País cuando llega su muerte y sabe morir? ¿Y tantos otros? Cuidado los que se confunden y echan sobre un busto la sangre equivocada.
¿Faltaba en aquellos amor de familia, mujer enamorada de sus dones naturales, futuro capaz de ser construido por ellos mismos, de prosperidad personal tan temprano y tan sin egoísmo avizorada? Nada de gratuita aventura en ellos. Tenían todo por delante, la vida y las posibilidades de construirla. Pero la sociedad en torno era a sus ojos disfuncional. Un pícaro callejero con unas pocas luces y mucha paciencia les tomó la medida a los hombres y mujeres de la nación y fue rodeándose de los que podían servirle. Eso era Batista en último extremo y le estaba sobrando al país.
Una mirada inquisitiva en torno. Un querer saber más allá de las tranquilizadoras buenas intenciones de los que mandan. Un diario cuestionamiento. Un entender que la nación se construye con cada uno de los que se levantan día a día a vivir. No con gestos simbólicos, consignas, demostraciones de fidelidad reiteradas a cada paso. Que a los héroes se les honra, pero a los funcionarios públicos se les exige, y cuando no ha lugar a esperar de su dedicación y su capacidad y su ética, respetuosamente se les devuelve a su condición de ciudadano, que cuántos ha habido en este país llenos de capacidades que ni siquiera llegaron a enterarse, a cuantos cuestionados el cruce al exilio les reveló cualidades que ni siquiera sabían que tenían. Cuantos descubrieron que con el mismo esfuerzo que cada día desplegaban en subsistir en su calle natal, en cualquier barrio extranjero eran capaces de vivir como personas.
Pienso en la gente común y corriente del país donde nací, vivo y sé del modo más realista que quedarán mis cenizas.
Por favor, no nos sigan mostrando más seres ejemplares llenos de palabras en los medios. No nos aleccionen más. Ya sabemos quiénes son los héroes, sabemos qué es un héroe. Y por qué lo es.
Lo que nos corresponde es pensar, hacernos preguntas, cuestionar la realidad. Pensar, hacernos preguntas, cuestionar la realidad, no aceptar ponernos en fila a sabiendas de que no es nuestra fila, o peor, comprando un poco de tiempo con esa alineación hasta que nos llegue una oportunidad. No aceptar hoy lo que sabemos que no es lo que debe ser, para que mañana un impaciente salga a la calle en el nombre de su frustración y de nuestra equívoca tolerancia a tirar piedras y volcar vehículos.
Comments
Post a Comment