Los editores y el redactor
ESA PERSONA DEL ESCRITORIO DE ENFRENTE La vida es un misterio. Los únicos que no lo creen son los que se levantan a las nueve de la mañana y le saltan encima al móvil para ver cómo les comienza el día con un poco de diversión. Durante los primeros años en el periodismo, que uno se creía poco menos que Clark Kent a punto de desabotonarse la camisa, hallaba que los editores de la redacción eran unos tipos metidos que siempre tenían a mano el modo de hacerte perder tiempo. Además de ceño fruncido y un vocabulario que solamente incluía errores de redacción, tenían un índice pulcro para que no le quedara duda de en cuales líneas de aquel par de cuartillas estaban el adjetivo innecesario, el verbo que inducía a confusión a los lectores y el sustantivo que clamaba por el diccionario de la RAE, tres tomos temibles siempre visibles a las espaldas de aquel Él o Ella. Verdad que el ignorante trabajaba en una agencia de prensa de mucha autoridad y aquellos despachos tenían una visibilidad ...